Darlo todo

Encontrarte en la situación de no saber que hacer, que pensar sobre alguien, el porqué se comporta así, el porqué "ha cambiado". No saberlo y que el silencio, cruel, como es él, no responda sino con una monotonía.

Lo das todo por alguien, te esfuerzas por él o ella y ves que de su parte no da nada, que no es capaz de asumir la gravedad de sus acciones o de sus palabras, o de sus silencios. Tomas en cuenta que esa persona ya ni te aprecia, que ni piensa en ti cuando tú, en realidad, sigues apoyándola y te preocupas por ella, mientras, por su parte, no ves nada, ni una muestra de cariño ni de complicidad; de nada.

Tal vez las amistades sean como los cigarrillos, que hay que fumarlos lentamente y no todo de golpe para dejar así que duren algo más, o como un porro que hay que fumarlo con mechero para avivar el fuego porque sino se apaga. Pero seguro que a las amistades hay que déjales aire, tiempo y quitarle ilusiones. Te cansas, ya te cansas de todo y ¿para qué esforzarte? Tú ya has hecho lo que deberías, no tienes porqué seguir ahí, es la otra persona la que se debe de dar cuenta de lo que eres y de que nunca te vas a ir. Sinceramente creo que todo se acaba, que todo llega a su fin por bonito que sea, aunque nunca tiene que morir del todo, que hay que luchar para conservarlo, la lucha tiene que ser mutua y no puede ser solo de uno porque el orgullo se traga por los amigos y si da asco, se vomita y pisotea pero siempre hay que esforzarse.